Ahorrar energía en casa se está convirtiendo en todo un reto. Un verdadero reto. La familia, aunque esté compuesta por la pareja y uno o dos pequeños, no puede dejar de hacer un consumo que supone un gran pellizco de gasto mensual para los bolsillos de la casa.
¿Cómo podemos ahorrar energía en casa?
Sea como fuere, la realidad es que es posible bajar el consumo porque, sin ser conscientes, gastamos mucho más de lo que necesitamos, sea por desconocimiento en el uso, por dejadez o por despiste.
Por ejemplo, tenemos numerosos electrodomésticos en nuestros hogares que permanecen encendidos aunque no los utilicemos. Algunos ya están fabricados para no poder apagarse si no es desenchufándolos de la corriente de la luz, otros debemos hacerlo mediante el botón de encendido y apagado que ese encuentra en el mismo aparato. Si se quedan encendidos significa que siguen consumiendo.
Por un lado, están los que pueden apagarse mediante el mando a distancia y queda encendido un piloto de color, normalmente, rojo, en posición stand by, que suele denominarse en inglés. Éstos pueden ser las televisiones, los aparatos de música, etcétera.
Por otro lado, tenemos los que no se apagan nunca porque están provistos por un transformador que permite que nunca se lo hagan. Éstos son, las antenas, el teléfono inalámbrico, los módems, etcétera.
En ocasiones, compramos aparatos que consumen más energía mientras no están en uso que cuando se utilizan y esto resulta algo no muy conocido pero fuente de una gran parte de la factura de la luz en una familia. Así que, lo mejor es desenchufar de la corriente de la luz aquellos aparatos que no vayamos a utilizar durante un tiempo del día (lámparas, cargadores de batería, módems, etcétera) y permanecer tranquilos en este periodo de tiempo. También es recomendable exigir el etiquetado en los aparatos con la información de la cantidad de consumo que éste hace en reposo y, por supuesto, comprar aquellos que no consuman energía internamente mientras están apagados.
El ordenador, ese aparato que ha multiplicado su uso a medida que han ido pasando los años. Ese aparato que comenzó siendo algo para “chatear” en los noventa y que ahora es impensable trabajar sin ellos en la oficina y en el mismo hogar. En cuanto a su consumo, lo mejor es adquirir un ordenador portátil, que consume menos. El sistema operativo del aparato debería caracterizarse por la posibilidad de contar con la función de ahorro de energía. Los logotipos de Energy Star o los de Nutek y TCO le ayudarán en la tarea de encontrar dichos aparatos. Éstos le aseguran que los componentes de la máquina, cada uno de ellos, no consume más de 30 W.
El ordenador o portátil consume en gran medida a causa del monitor, así que elija, en primer lugar, pantallas que no sobrepasen las 13 o 15 pulgadas y, en segundo lugar, salvapantallas que se activen a los 10 minutos de inactividad y gradúe su intensidad en iluminación y color.
Por otro lado, en casa tenemos aparatos que no nos es posible apagar como, por ejemplo, la nevera, la gran consumidora del hogar. Es aconsejable situarla aislada de otros aparatos que desprendan calor y que posea un lugar lo suficientemente ventilado para ella. Antes de introducir los alimentos en el frigorífico, asegúrese de que éstos no están calientes para evitar un calentamiento puntual de una zona en la nevera y el sobreesfuerzo de la misma y, de la misma manera, no descongele alimentos en la nevera ya que se desaprovecha toda la energía empleada en la congelación.
Ya que estamos en la zona de la cocina, tenga en cuenta, también, en el aparato de cocina y el horno. Algo que se está perdiendo con el paso de los años es el uso de la olla a presión. Piense que ésta consigue ahorrar hasta la mitad de energía (hágalo con poca agua) y, si utiliza sartenes, cazos y demás recipientes con tapa, utilícelas, las tapas consiguen ahorrar un 25% de energía en el cocinado de los alimentos.
Por lo tanto, sea de la manera que sea, un mínimo de ahorro en el hogar siempre es posible, como puede comprobar. Lo importante es gastar lo que se necesita, nada más. Ahorrar energía en casa es posible y es una acción que nos repercute a todos.