Cómo ahorrar energía y mejorar la calificación energética de las empresas

Las viviendas no son las únicas obligadas a contar con un certificado de eficiencia energética desde que se aprobó la ley el pasado uno de junio. Aunque la legislación no incluye a las superficies industriales o las naves, sí obliga a que los locales tengan este certificado, lo que afecta a muchos pequeños y medianos empresarios que quieran comprar, vender o alquilar un local para su negocio. Siguiendo algunas recomendaciones, podremos mejorar la calificación energética de nuestro local sin realizar una gran inversión.

Empresas con buena calificación energética

Instalar un sistema de climatización por zonas. La mayor parte del consumo energético en las oficinas y los locales comerciales se debe, por este orden, a la refrigeración, la iluminación y la calefacción. Por ello, instalar un sistema que permite tener una temperatura distinta en cada zona puede ayudar a reducir el consumo considerablemente.

Instalar detectores de presencia. Normalmente, en las oficinas y los locales se suelen tener encendidas todas las luces, pero lo cierto es que no es necesario. En lugares como los pasillos, los baños o las zonas de paso, es suficiente con que la luz se encienda cuando hay alguien en ellos.

Instalar sensores de luz natural. Estos sensores detectan la cantidad de luminosidad natural que hay en un determinado lugar y encienden las luces solo cuando es necesario. Así, se adaptan mucho mejor a los cambios de luminosidad que si fijamos un horario.

Cambiar los grifos. Los grifos que cuentan con detectores de mano o pulsadores ayudan bastante a reducir el tiempo que están abiertos, por lo que permiten ahorrar bastante agua. Si además colocamos perlizadores, el caudal de agua será menor, y podremos ahorrar aún más.

Instala regletas anti “stand by”. Con estas regletas, los equipos que no estén siendo utilizados no consumen nada de energía. Además, también podemos sustituir los ordenadores de sobremesa por portátiles, que gastan la mitad de energía.

Sustituir las lámparas convencionales por otra con tecnología LED, que permiten ahorrar más energía. Lo mismo sucede con las pantallas LCD, que gastan mucho menos que las convencionales.